domingo, 2 de agosto de 2009

De tu cuerpo

Ganas.
Insoportables ganas de vos, de tu brazo, del rayo de tu ojo izquierdo sobre mi hombro, de romper estas hostiles cadenas, de morderte la nuca, de respirarte el oído, de lamerte la piel, de untarte con miel, de devorarte, de mojarme de vos, de olvidarme de todo, de transformarme en una amorfa y sublime amnésica, de tirar el reloj con el talón, de que estalle en el piso, de treparme a tu espalda, de encastrar mi rodilla en tu hueso de la cadera, de beberme tu aliento, de digerir tu alma, de olvidar tu cara, de recordar tus piernas, de que me hagas gritar, y que no me reste nada por hacer,
Mas
que
Fumarme cuarenta cigarrillos porque de alguna manera hay que intoxicarse después de tanta sal, de tanta saliva, de tanto vos, de esta sobredosis de momento, de vida, de esperanzas, de labios, de tu pelo, de roces, de cuero cabelludo mojado, ay si, de mi pelo cubriéndote las tetillas, y que nuestros virus se mezclen para siempre, que nos enfermen de lo lindo
Y
Después
derretirme cuando sonrías y desintegrarme cuando rías y no entender por qué creés que te estoy rechazando cuando no te estoy rechazando y preguntarme cómo podés pensar que yo sería capaz de rechazarte a vos y preguntarme quién sos pero aceptarte igual
Y odiar a la vida porque ya no nos deja, porque otra vez la puta deshora, porque el tiempo es una agujereadota macabra, porque todo es mentira, porque
en la puerta, en la cama: agujeros. En la mano, en el diario, en el tiempo, en el aire: todo lleno de agujeros, todo esponja, todo como un colador colándose a sí mismo
Y extrañarte tanto, tanto, desear tanto tu cuerpo invisible
Y pegarle sistemáticamente al olvido, noquearlo,
Y acumular intentos, acarrear bolsas llenas de piedras en la espalda
Y tirarlas en el mar, arrojarlas con ira, llena de furia
Porque
No te alcanzo
Porque sos un espejismo, algún tipo de oasis
Porque solo puedo cojerte con palabras.
Y volver todo-el-tiempo a ellas, a escribirte, a narrarte, a contarnos
(Hasta de la sopa hago una operación dialéctica)
Y así, me inflo, y vuelvo (siempre vuelvo) a creer que existimos, y toco la alegría aunque
yo creo que ni vos ni yo tenemos demasiado la culpa. No somos adultos. Es un mérito pero se paga caro. Los chicos se tiran siempre de los pelos después de haber jugado. Debe ser algo así. Habría que pensarlo.

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